jueves, 19 de abril de 2012

Toma de la tensión arterial




Se coge al viejo y se le pone el cacharro en el brazo y se mete debajo el chisme ese de la agujita y se aprieta la pera de aire hasta que se hinche el cacharro y luego se mira

miércoles, 1 de julio de 2009

LOS CASOS DEL PROFESOR CASTILLO - Capítulo tercero: "El caso de los derechos de autor"

-¡Con lo bueno que es el muchacho! -dijo la señora.-No mataría ni una mosca. Que le voy a contar yo a usted, que le ha pedido más de una vez consejo para cuidar los pajarillos que recoje del suelo cuando se caen de los nidos. ¡Que un alma así se tenga que ver de juicios!¡No hay derecho!

-¿Y cómo es eso vecina? -preguntó el profesor Castillo.

-Como sabes, mi niño quiere ser músico -repondió la vecina, sin querer asumir que su "niño" tiene casi treinta tacos. -Ha compuesto unas cuantas canciones y se pasa el día tocándolas en el garaje. Tiene allí montada "su guarida".

-Sí, recuerdo cuando lo estuvo insonorizando para no molestar a los vecinos.

-Prácticamente hace vida allí. Tienes sus pajarillos, sus plantas, sus cosas... Se junta con los demás del grupo a ensayar todo el día. Bueno, pues resulta que cuando por fin consigue que le graben una maqueta, que no es lo que yo pensaba, que me lo ha explicado mi niño: es un disco de prueba, para ver si eres buen músico y que te graben un disco de verdad. El caso es que el otro día nos llegó un escrito del juzgado, que nos han puesto una demanda por plagio, que es copiar una canción que ha compuesto otro.

-Vaya.

-Y eso es mentira profesor, que yo he escuchado la canción del crío mucho antes de la fecha que dice el papel. La compuso meses antes. Pero me ha dicho el del cuarto que es abogado, que mi palabra tiene muy poco peso en el juicio, porque soy su madre. Así que no va a haber manera de comprobarlo. A ver si usted que es tan listo... -dijo la vecina con un guiño pícaro, porque desde que se quedó viuda, le tenía unas ganas locas al profesor.

-No sé, cómo podría yo...

-Usted, pásese por el garaje y hable con mi hijo, y ya veremos...

Así lo hizo el buen profesor Castillo. Observó a conciencia el garaje, como era habitual en él, y comprobó que era imposible que algún vecino hubiera escuchado la canción. Estaba insonorizado a conciencia.

-Creo que podremos demostrar al menos, que su hijo tocó esa canción antes de la fecha que aparece en la citación.

¿Cuál es la idea del profesor Castillo?

lunes, 29 de junio de 2009

SOLUCIÓN AL CASO DE LAS FOTOGRAFÍAS OCULTAS

El profesor Castillo estaba seguro de que a pesar de la muerte del botánico, los mafiosos no se hubieran marchado sin asegurarse de que tenían los negativos y todas las copias de las fotografías. Pero conocía bien a su amigo y sabía que él habría llegado a la misma conclusión, por lo que habría escondido copias no en un lugar recóndito sino de un modo imposible de descubrir para alguien no versado en ciencia. Las ocultó para que su amigo el profesor las encontrara. Sabía que era posible que no saliera vivo del trance. Y no se equivocó.

El profesor revisó a conciencia el invernadero fijándose en un foco y un ventilador que estaban junto a una planta. Observando sus hojas encontró una sustancia blanca en el envés: bicarbonáto sódico, de sabor característico. Rápidamente se dió cuenta de la treta del botánico. Al llegar a casa reveló la película en su laboratorio fotográfico. Esto le llevó apenas veinticinco o treinta minutos. Lo secó usando un secador de pelo para ahorrar tiempo, no necesitaba que el negativo se conservara mucho tiempo. Sabía que lo iba a perder pronto.

Después lo colocó sobre la hoja de la planta y puso en el envés una cartulina negra impreganda en bicarbonato sódico. Colocó un potente foco iluminando la hoja. Para evitar el calor usó un potente ventilador. Entonces, esperó durante una hora a qué ocurriera el milagro. Y ese milagro se llama fotosíntesis. Todos los pasos del botánico fueron encaminados a acelerar este proceso: el bicarbonato sódico disuelto en agua que contenga algún ácido, produce grandes cantidades de CO2, el potente foco produce la luz necesaria para el proceso.

La fotosíntesis tiene lugar en unos orgánulos llamados cloroplastos que contienen unos pigmentos sensibles a la luz. Los más comunes en plantas verdes son la clorofila a y la clorofila b. Ambas absorben un máximo de la energía de la luz cuando la longitud de onda tiene un valor determinado. La longitud de onda de la luz determina el color de ésta. La clorofila a tiene su máximo valor de absorción cuando la luz es de color rojo y la clorofila b cuando la luz es de color azul, es decir, ambos extremos del espectro de la luz visible (el arcoiris), pero reflejan la luz del centro del espectro, la de color verde. Por eso las plantas son de color verde. Se produce en dos fases. En la primera se capta la energía de la luz y ésta es almacenada en dos moléculas orgánicas sencillas (ATP y NADPH). La segunda se llama ciclo de Calvin, en ella las dos moléculas producidas en la fase anterior son utilizadas en la asimilación del CO2 atmosférico para producir hidratos de carbono. En cada vuelta del ciclo entran moléculas de CO2 (por esto el botánico uso el bicarbonato sódico) y sale gliceraldehído-3-fosfato, que puede transformarse en glucosa o en fructosa. Las moléculas de glucosa pueden unirse entre sí formando cadenas de polisacáridos, como el almidón.

Pero si interponemos un negativo fotográfico, la luz pasará mejor en las zonas más claras iluminando más la hoja, que en las oscuras y por lo tanto, justo debajo de las zonas más claras del negativo, habrá más almidón que en las zonas más oscuras. El profesor sólo tuvo que hervir la hoja en etanol (alcohol) para eliminar los demás componentes de la hoja y dejar más accesible el almidón. Luego, una vez lavado el alcohol, se puede "revelar la hoja" tiñéndola con una solución de lugol (una mezcla de yodo al 1% y yoduro de potasio al 2% diluídos en agua), que reacciona con el almidón. Si se seca la hoja, la imagen puede durar mucho tiempo.

Gracias al profesor Castillo, los mafiosos ruritanos pudieron ser identificados y detenidos. Más tarde fueron puestos en libertad por un error judicial y huyeron a Venezuela.

viernes, 19 de junio de 2009

LOS CASOS DEL PROFESOR CASTILLO - Capítulo segundo: "El caso de las fotografías ocultas"

Cuando el profesor Castillo recibió aquella llamada de la policía, sufrió una fuerte conmoción: un prestigioso botánico, gran amigo suyo, había sido encontrado muerto en el invernadero de su casa del campo, rodeado de sus queridas plantas, asesinado. Era muy probable que él hubiera sido la última persona en verlo con vida, a excepción de los asesinos.

Era un hombre algo extraño, incluso se podría decir que un poco huraño, enemigo de la tecnología. Ni siquiera tenía teléfono en su casa de campo aislada en la sierra. Odiaba Internet y los teléfonos móviles. Quizá esto le costó la vida.

Según la policía todo apuntaba a mafiosos ruritanos. El botánico había llamado a la policía pocos minutos antes diciendo que estaba siendo perseguido por unos asesinos. En uno de sus paseos por el monte, estaba fotografiando unas orquídeas cuando casualmete fue testigo de un asesinato. Sin dudarlo tomó unas fotografías de los asesinos con su vieja Leica que le había acompañado siempre en los últimos treinta años.

Pero un crujir de ramas le traicionó y tuvo que huir todo lo rápido que sus cansadas piernas le permitieron, perseguido por los sicarios. Consiguió alcanzar su coche y darles esquinazo. La policía encontró su coche roto en una cuneta, cerca de la casa del botánico. Es posible que su estado de nervios le hiciera salirse de la carretera, pero consiguió llegar a pie a su casa.

Unas horas más tarde llegó su mujer y lo encontró muerto. Horrorizada condujo su coche hasta el pueblo y llamó a la policía. Cuando los agentes llegaron a su casa, encontraron todo revuelto. Habían arrasado con su estudio fotográfico, registrado todo y destrozado todas las plantas del invernadero. Posiblemente consiguieron descubrir el paradero del botánico por la matrícula de su coche y sus contactos corruptos de la policía. Una simple llamada les bastó para tener su dirección. El botánico en cambio tendría que haber caminado varios kilómetros hasta el pueblo más cercano para llamar a la policía, una prueba imposible para su viejo corazón.

Los mafiosos, evidentemente, buscaron las fotografías y al no encontrarlas, obligaron al pobre hombre a entregárselas, a golpes, pero se les fue la mano y éste murió enseguida. Le falló el corazón. Los policías tenían la esperanza de que hubiera muerto antes de entregarles las fotografías y que éstas siguieran ocultas en la casa. Buscaron meticulosamente, pero no encontraron nada.

Cuando tomaron declaración al profesor Castillo, éste poco pudo contar, pero la policía le pidió que les acompañara a la casa del botánico, para ver si a él se le ocurría dónde podía haber escondido las fotografías. Cuando entró en el invernadero, lo examinó cuidadosamente. Sabía que era el lugar más importante para su amigo. Miró y remiró, tocó y olisqueó todo. Cuando terminó dijo:

-Ya sé dónde ocultó las fotografías, vayamos al laboratorio.

-Ya lo hemos registrado, hasta el último nanómetro cuadrado- dijo el agente, que era un tipo culto.

-No están en el laboratorio, sino aquí en el invernadero, pero necesito coger algunas cosas de allí.

¿Cómo encontró el profesor Castillo las fotografías perdidas?

jueves, 18 de junio de 2009

SOLUCIÓN AL CASO DEL FALSO HEREDERO

En la entrada anterior se planteba un caso científico-detectivesco protagonizado por el profesor Castillo. En ésta se puede encontrar la solución al enigma.

Primero viene una pequeña introducción, quizá un poco aburrida, pero necesaria y enseguida lo interesante. Se podría decir que un gen es "lo mínimo que se hereda" (que me perdonen los biólogos por la excesiva simplificación, pero si esto les parece simplista, que se preparen para lo que viene). La mayoría de los genes pueden encontrarse en diferentes "versiones" que son muy parecidas, pero con pequeñas diferencias. Cada una de estas versiones se llama "alelo". Cuando un gen interacciona con el ambiente, expresa una característica que podemos observar en el individuo (color de pelo, color de ojos, etc.). Un ejemplo: el gen "color de ojos" puede tener los alelos "marrón oscuro", "miel", "azul" o "verde".

Pero la cosa se complica un poquito si tenemos en cuenta que se recibe un juego completo de genes de cada uno de los padres, por lo que tendrá dos alelos de cada gen, uno en cada cromosoma. ¿Cuál de ellos se expresa en una característica observable? Depende de las "dotes de mando" de cada uno. Cada alelo puede ser dominante(mandón) o recesivo(calzonazos) respecto a los demás alelos. Si coincide un alelo dominante con uno recesivo, se expresará el dominante. Por ejemplo, si en el gen "color de ojos" el alelo "marrón oscuro" es dominante sobre el alelo "azul", y se recibe un alelo "marrón oscuro" de uno de los padres y uno "azul" del otro, el hijo tendrá los ojos de color marrón oscuro, por quel color marrón manda sobre el azul. Digamos que se hace lo que dice el marrón y el otro se calla.

Aún se puede complicar un poquito más cuando un gen está situado en cierta región de los cromosomas sexuales. Hay dos tipos de estos cromosomas el X y el Y. El Y se originó por la pérdida de uno de los cuatro brazos del cromosoma X. Cuando se recibe un cromosoma X de cada uno de los padres, el resultado es una hembra. Si se recibe uno X y uno Y, el resultado es un macho. Si uno de los alelos está presente en el brazo del cromosoma X que no tiene el Y, la expresión del gen no ocurre de igual forma en machos y en hembras. Este es el caso de nuestro gato.

Los colores del pelo de los gatos vienen determinados por una gran variedad de genes de nombres sugerentes: Agoutí, Orange, Diluído, Spotting, Tabby, etc. El gen Orange expresa un pelo de color naranja y se encuentra en el brazo del cromosoma X que no tiene el Y. Las hembras reciben dos copias del gen (dos alelos) que pueden ser los dos dominantes, los dos recesivos o uno dominante y el otro recesivo. Si llamamos "O" al alelo dominante del gen Orange y "o" al alelo recesivo, las hembras pueden tener estos genotipos: OO (los dos dominantes), Oo (uno dominante y el otro recesivo) y oo (los dos recesivos). Los machos sólo pueden tener O (dominante) y o (recesivo). Si el macho tiene O, es naranja, si tiene o, no es naranja. Si la hembra tiene OO es naranja, si tiene oo no es naranja. Y ahora viene lo que nos importa para resolver nuestro misterio: si la hembra tiene Oo, será naranja con manchas de otro color. Son las llamadas hembras calicó, tortoiseshell o tortugas. Es el caso de la gata de la anciana del caso.

Es decir, es absolutamente imposible que un gato macho sea de color naranja con manchas de otro color. O es sólo naranja o es de otros colores, pero no naranja. Un macho puede ser blanco, negro, gris o blanco y negro, pero si es naranja, es todo entero naranja.

Cuando el profesor Castillo observó la fotografía del gato, se dió cuenta enseguida de que era una hembra calicó o tortuga.
¿Cómo supo que el impostor pensaría que el gato era macho? Porque hablaba castellano y en castellano la palabra gato es de genero masculino e inconscientemente tendemos a pensar que un animal es del mismo género que la palabra que lo nombra. Siempre pensamos en una rata hembra o una pantera hembra y en un delfín macho, por ejemplo. Al preguntar muy inteligentemente, por el nombre de "el gato", puso en la boca del impostor el género. Y éste mordió el anzuelo.

Si no sabía que el gato era en realidad una gata (que no podía llamarse Pablo, por supuesto): ¿cómo es posible que hubiera vivido los últimos años con la anciana?

martes, 16 de junio de 2009

LOS CASOS DEL PROFESOR CASTILLO - Capítulo primero: "El caso del falso heredero"

El oficial de policía tenía un caso peliagudo entre manos. Una anciana que en los últimos años había conseguido amasar una cierta fortuna, había fallecido recientemente. En la lectura de su testamento dejaba toda su fortuna a su "querido hijo que me ha acompañado toda mi vida". A su otro hijo, que la abandonó cuando llegó a la mayoría de edad, y del que no volvió a tener noticia, no le dejaba nada. Debido a la mala cabeza de la anciana, y sobre todo del notario que redactó el testamento, no se dejó constancia en él del nombre del heredero.

Al terminar la lectura del testamento, ambos gemelos aseguraban ser el "buen hijo", pero no había manera de comprobarlo. De los interrogatorios no se sacó nada en claro. Tan sólo uno de los candidatos dijo tener una prueba: una fotografía en la que se podía ver a la anciana, junto a uno de los jóvenes y un gordo gato blanco, negro y naranja. La foto parecía reciente pero, para sorpresa del oficial, el otro hermano tenía la misma fotografía, y en ella no se podía distinguir cuál era de los dos.

Antes de llamar a la Policía Científica, hizo una llamada su amigo el profesor Castillo, a ver si a él se le ocurría algo. El profesor leyó el expediente y se quedó mirando fijamente las fotografías y dijo a su amigo:

-Quiero interrogarlos. Por separado.

El profesor hizo sólo una pregunta al primer hermano:

-¿Cómo se llama el gato?

-Pablo -dijo sin dudar el interrogado.

-Miente. Usted nunca ha vivido con la anciana.

¿Cómo lo supo el profesor Castillo?

(Pistas en los comentarios)

viernes, 5 de junio de 2009

LA CUESTIÓN DEL ABORTO

Algunos amigos me han preguntado últimamente cómo se podría enfocar la nueva ley del aborto desde el punto de vista biológico. Siempre que me preguntan ésto les digo que en mi opinión, el problema del aborto no es una cuestión biológica, sino ideológica, donde los sentimientos priman sobre la razón. Intentaré explicarlo con un ejemplo.

Supongamos que tenemos un solar vacío, lo vallamos y metemos dentro material de construcción: ladrillos, cemento, etc., maquinaria: grúas, hormigoneras, etc., obreros, un capataz, un arquitecto y los planos de un chalet; ¿se podría considerar que tenemos realmente una casa? En cuanto se pongan a trabajar el resultado será obviamente una casa, pero en este momento no lo es.

De la misma forma, en un cigoto (que es el resultado de la unión del espermatozoide con el óvulo), tenemos los materiales de construcción: azúcares, lípidos, proteínas, etc., tenemos la maquinaria: el centrosoma con los microtúbulos, el retículo endoplasmático, el aparato de Golgi, etc., tenemos los obreros: las enzimas, tenemos el arquitecto: el ARN y los ribosomas, y tenemos los planos: el ADN. ¿Tenemos entonces un ser humano? Obviamente no.

Volvamos ahora al ejemplo de la casa. Imaginemos que tenemos la casa terminada, a falta únicamente de una ventana. ¿Tenemos ya una casa o no se puede considerar casa hasta que tenga la última ventana? Me parece evidente que aunque le falte una ventana, o dos, o una puerta o un trozo de tejado, sigue siendo una casa.

Un feto en su última semana de gestación es perfectamente reconocible como un ser humano. No hay otra cosa a la que se parezca más que a un ser humano, por lo que no hay duda de que es un ser humano, aunque aún le falte por desarrollar los pulmones, algunas conexiones cerebrales, etc.

El problema radica entonces en determinar en qué punto del proceso de gestación podemos trazar una línea que delimite lo que aún no es humano de lo que ya claramente lo es. Y ésta es una decisión puramente subjetiva, que lo mismo podría tomar un biólogo que un cartero.

En cuanto al uso de métodos anticonceptivos y siguiendo con el ejemplo de la casa, es como si la mitad de los planos se la damos a un arquitecto y la otra mitad a otro e impedimos que se pongan en contacto. Impedimos la construcción de la casa, pero por supuesto, no la estamos destruyendo.

Si el espermatozoide no aporta su mitad del genoma al cigoto, éste no llega nunca a existir. Y no se puede matar algo que nunca ha existido. Cada gameto (óvulo o espermatozoide) por separado, son sólo papel mojado.

Más sobre este tema:

El parásito perfecto

Ser o no ser: aborto y células troncales

De embriones y células madre

Sobre la interrupción voluntaria del embarazo en adolescentes